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lunes, 23 de diciembre de 2013

9.B.- Nuestro Belén

 


 


9.B.- Nuestro Belén.

9.B.1.- Anuncio del nacimiento de Jesús.


Dios te salve, María, llena de gracia. El señor está contigo.


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El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.

El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".

Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".

María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?"

El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez y la que era considerada estéril ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios"

María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho"

 

La Encarnación

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Rosario Poético popular"

La Bañeza - 1988

 

Entrando a María el ángel,

gozoso la saludó:

"¡Salve, la llena de gracia,

limpio vaso de elección!"

 

Al oír estas palabras,

ella, humilde, se turbó.


"No temas," - le dijo el ángel -

"ante Dios tienes favor:

concebirás en tu seno,

amanecido de sol,

y tu fruto, tierna madre,

será Jesús, Redentor".


Entreabierta a este mensaje,

María le contesto:

"¿Y cómo podrá ser eso,

pues no conozco varón?".

 

 

"Sobre ti descenderá

el Espíritu de Amor;

el Santo que va a nacer

se llamará hijo de Dios.

No romperá la vidriera

ni empañará su color,

porque tu Hijo será luz,

alegría y bendición".


María, mujer creyente,

con honda fe respondió:

"Hágase en mi tu palabra,

soy la esclava del Señor".


Cada vez que Dios se acerque

y llame a tu corazón,

responde como María:

"heme aquí, dispuesto estoy". 

 

 


9.B.2.- Visitación de María, madre de Jesús,  a su prima Isabel, madre de Juan El Bautista.



Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre


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En aquellos días María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judea, entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.

Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. ¡Feliz tú, por haber creído, porque se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". 

María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu salta de alegría en Dios, mi Salvador. Porque miró con bondad la pequeñez de su servidora, en adelante me llamarán dichosa todas las generaciones. Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas, ¡su nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo y dispersó a los soberbios. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".  

 

Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel

   

"Rosario Poético Popular" 

(La Bañeza 1988)

   

Gregorio Rodríguez Fernández

 

María, madre de fe,

- su seno ya florecido-

corrió aprisa a la montaña,

que el amor tiene este ritmo.


Tras el saludo, Isabel,

como surtidor divino,

llena de Espíritu Santo,

rompió en melodioso grito:





 

"¡Bendita entre las mujeres,

tu fruto también bendito!

¿Por qué, Madre del Señor,

a visitarme has venido?

Apenas que tu saludo

sonó, fresco, en mis oídos,

sentí despertar mi seno

y saltó de gozo el niño.

¡Dichosa, Madre de Dios,

dichosa tú que has creído,

porque en ti se cumplirá

todo lo que Dios te ha dicho!"

 

Y María a sus palabras

contestó con este himno:

"Alaba mi alma al Señor

y en Dios se alegra mi espíritu..."


De otra casa, la del Padre,

somos Iglesia en camino.

María, sea tu fe

guía de los peregrinos


LLevemos a los hermanos,

sean amigos o enemigos,

como lo hiciera María,

nuestro amor, hecho servicio.


 


9.B.3.- Edicto del censo


 


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En aquellos días fue publicado un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Y cada uno iba a empadronarse en su lugar de nacimiento. 

 

 Velando su venida

   

Gregorio Rodríguez Fernández

   

"Devocionario Poético Popular"

(Astorga 2006)


Jesús nacerá pronto,

noticia urgente,

velando su venida

mi gozo crece.

 

Ya desde norte a sur,

este y oeste,

a la espera, se anuncian

muchos belenes.

 

 


Baja el Hijo de Dios

del cielo a verme,

y conmigo, en la tierra,

quedar pretende.

 

Por noche rigurosa,

siendo diciembre,

acostumbra a caer

fuera la nieve.

 

 


Mi alma entre fervores

ritmo no pierde,

porque llegar, con frío,

El Niño suele.

 

Dentro, bien preparado,

quiero ofrecerle

al adorado Infante

un digno albergue.

 

 

  


9.B.4.- Viaje a Belén 


 


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José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. 

   

LOS DOCE ROMANCES.

   

 Villancico tradicional español

   

Recogido en "Paisaje y alma de Aliste" - León 1991

Gregorio Rodríguez Fernández  


A Belén camina

la Virgen María,

y a San José lleva

en su compañía,

amante más firme

no lo ha de encontrar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

"A dónde camina,

quisiera saber,

un hombre de noche

con una mujer,

si la lleva hurtada

lo he de adivinar".

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Responde José:

"no la llevo hurtada,

con esta doncella

yo no tengo nada.

Dios que me la dio,

me la pudo dar".

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Responde María,

como es tan discreta:

"Dios que nos juntó,

yo estoy muy contenta,

por otro ninguno

no lo he de olvidar".

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

 

Fueron caminando

en conversación,

llevaban palabras

de grande afición,

son palabras santas,

dignas de alabar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Fueron caminando

hasta que encontraron

unos pasajeros

y les preguntaron

si para Belén

habían de errar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

"Caminen, señores,

si han de caminar,

que para Belén

no habían de errar,

es jornada larga

que aún tienen que andar".

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Fueron caminando,

hasta que encontraron

un portal abierto,

muy mal preparado,

hicieron concepto

de allí se quedar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

"Échate, José,

que vendrás cansado,

y por mi no tengas

pena ni cuidado,

llegando la hora

yo te he de avisar".

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

En un portalito,

allí nació el Niño,

entre el heno y paja

sin ningún abrigo,

como el Rey del cielo

le van a adorar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Como era Señor

de tanto poder,

pastores y reyes

lo iban a ver,

hincan la rodilla

para irle a adorar

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

Con esto terminan

los doce romances,

para el más discreto

ya ha sido bastante,

perdonen, señores,

por el mal cantar.

Antes de las doce

a Belén llegar.

 

  


9.B.5.- Nacimiento de Jesús.




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Mientras se encontraban en Belén, le llegó a María el tiempo de ser madre, y dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. 

 

Villancico

   

Gregorio Rodríguez Fernández

   

"Devocionario Poético Popular"

(Astorga 2006)

 

Nace Jesús, nueva letra,

nueva también melodía,

una noticia excelente

de novedad repetida.

 

Sus bellos ojos relucen

mientras callado nos mira,

sus manos abre apacibles, 

patenas limpias y vivas.

 

 

José y María devota

mirada en él tiernos fijan,

ven que las sombras se esfuman

porque de noche el sol brilla.

 

Dos animales, echados,

suave calor improvisan

al vivo grano caído

allí de virgen espiga. 

 

Al fin, cumplido el anuncio,

Dios con nosotros habita;

quien sufre sobre las pajas

trae la paz y la dicha.

 

Ahora es niño pequeño,

ni puede hablar, ni camina;

queda una senda delante

para poder compartirla. 

 

  


9.B.6.- Anuncio a los pastores.


 


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En aquella región acampaban unos pastores que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. 

De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: "No temáis, porque os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre". 

Y, junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial que alababa a Dios, diciendo:

"¡Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres amados por él!"
 

Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: "Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado".

 

Anuncio a los pastores

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Rosario Poético Popular" (La Bañeza 1988)

 

Velaban aquella noche

su rebaño, en soledad,

unos pastores; de pronto

los ciega luz celestial


"Soy el ángel del Señor,

alegraos, no temáis;

os traigo buena noticia:

un Salvador nació ya.


Lo encontraréis en Belén,

que es Belén casa del pan;

un pesebre como cuna

os servirá de señal"


Al instante un coro de ángeles

entonaba este cantar:

"Gloria a Dios en las alturas

y en la tierra al hombre paz".

 

 

 

Fueron corriendo, y hallaron

al Niño en pobre portal;

María y José adoraban

a Dios en aquel altar.


Se postraron de rodillas

ante Dios, cuya bondad

aparecía en un Niño,

Pastor, Cordero y Zagal.


¡María, tú que creíste

en tiempo de oscuridad,

danos la luz de tu Hijo

para poder caminar!


El nacimiento de Cristo

es luz, amor, gozo y paz;

viviéndolo cada día,

siempre será Navidad. 

 



 

9.B.7.- Adoración de los pastores. 


 


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Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. 

Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. 

Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.

  

 

Nacimiento de Jesús

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Devocionario Poético Popular"

Astorga 2006

 

A la media noche un ángel

a los pastores informa

que ha nacido El Salvador,

gozo de la tierra toda.

 

Hacia Belén van veloces,

tal vez con nieve de alfombra,

y allí, postrados de hinojos,

en el pesebre le adoran.

 

Como es un niño, sonríe

y, al sonreír, también llora;

risa que besa y abraza,

redime y pecados borra.

 

 


En el misterio envolvente

José y La Virgen ahondan,

El Rey del Cielo ha bajado

y nace pobre, sin pompa.

 

Quien, según alto designio,

condición humana adopta,

divino encanto destila,

nuestros corazones roba.

 

Jesús con su nacimiento

en camino nos coloca,

mientras luz, tras las tinieblas,

por el horizonte asoma.

 





9.B.8.- La llegada de los Reyes Magos





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Cuando nació Jesús en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: "¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo"

Al enterarse el rey Herodes, quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. Y ellos le respondieron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el Profeta:

"Y tú, Belén, tierra de Judá,
de ningún modo eres la menor
entre las principales ciudades de Judá,
porque de ti nacerá un jefe,
que será el Pastor de mi pueblo, Israel".
 

Herodes mandó llamar secretamente a los Magos y, después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los encaminó hacia Belén, diciéndoles: "Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño y, cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje"

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el Niño. 

Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría y, al entrar en la casa, encontraron al Niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. 

Y, como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.

 


Esperanza y camino

Gregorio Rodríguez Fernández

"Devocionario Poético Popular" (Astorga 2006)


   En la espera gozosa del adviento

el camino debemos preparar

al Señor, que ya vino, y nuevamente

ahora viene, y glorioso al fin vendrá.

 

   Mientras vamos con paso presuroso

a Belén, nuestra mística ciudad,

la esperanza nos guía y nos alumbra

a seguir, sin volver la vista atrás.

 

   Adelante, que está cerca el Mesías

prometido a este mundo terrenal,

no temamos las sombras de la noche,

crearemos el alba al caminar.

 

   Nuestras almas, ajenas al cansancio,

si fe viva y profunda en ellas hay,

al sentirse por dentro iluminadas,

de una Estrella nacido el Sol verán.


  


9.B.9.- La huida a Egipto


 


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Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo". 

José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.

 

  

Dolores y gozos de San José

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Devocionario Poético Popular" (Astorga 2006)

 

Quinto dolor y gozo


Te inquietó el ángel al darte

orden de ir a Egipto, presto,

con el Niño y con la Virgen,

del rey Herodes huyendo.


Pero en la tierra remota,

pese a ser duro destierro,

vives con serenidad

hasta el día del regreso.


San José, tan diligente,

de iglesia en marcha modelo,

por íntima romería

condúceme a Dios ligero.

 

 

Sexto dolor y gozo


Tu temor llegó a la cúspide,

que, muerto Herodes, con ira,

a tu vuelta, el sucesor

al Niño le mataría.


El ángel tu pena endulza

con gozo y te notifica

lugar para residir,

Nazaret, ciudad pacífica.


San José, la luz irradia,

cuando el compromiso obliga,

te entregas sin condiciones

y a servir a Dios me animas.

 


9.B.A.- La matanza de los inocentes


 

 

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Al verse engañado por los Magos, Herodes se enfureció y mandó matar en Belén y sus alrededores a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías:

En Ramá se oyó una voz,
hubo lágrimas y gemidos:
es Raquel, que llora a sus hijos
y no quiere que la consuelen,
porque ya no existen.

 

 

A todos los Santos

Gustavo Adolfo Bécquer

(Rimas, leyendas y narraciones)

 

... 

Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado
         rogadle por nosotros.
 

...



9.B.B.- La circuncisión de Jesús y la presentación en el templo.


 


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Cuando llegó el tiempo de circuncidar al Niño, se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.

Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo y, cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo, Israel".

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".

Había también allí una profetisa llamada Ana, viuda y que tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.


  

La presentación en el templo

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Rosario Poético Popular"

La Bañeza 1988

En la celeste mañana

de la Purificación,

subieron los tres al templo,

según la ley del Señor.

 

María va pura y bella,

llevando en brazos al Sol,

que, al nacer Cristo, a su Madre

aún más limpia la dejó.

 

Jesús va a ser presentado

como gozosa oblación,

anticipo de su ofrenda

en otro altar de dolor.

 

Cuando entraban en el templo,

el anciano Simeón,

tomando al Niño en sus brazos,

cantó con trémula voz:

 

 

"Ya puedo morir en paz

porque he visto al Salvador,

luz para todas las gentes,

gloria para su nación".

 

Y, confidente, a su Madre

así le profetizó:

"para unos será caída,

para otros elevación;

 

y atravesará una espada,

María, tu corazón".

Lejos, en el horizonte,

la cruz se le perfiló.

 

La Iglesia quiere ser signo

de fidelidad y amor,

como Virgen oferente

que eleva el mundo hacia Dios.

 




9,B.C.- La infancia de Jesús en Nazaret


 

 

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Después de cumplir todo lo que ordenaba la ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El Niño Jesús vivía sujeto a sus padres e iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres. 

Su madre conservaba estas cosas en su corazón.



En Nazaret

         

Gregorio Rodríguez Fernández

"Devocionario Poético Popular"

Astorga - 2006

 

Nazaret, estable

vida de oración,

de trabajo humilde

hecho con primor.


María, hacendosa,

el hogar llevó,

José su taller,

Jesús Servidor.


Sagrada Familia,

que en ejemplo y voz

ninguno se hiere,

manda allí el amor.

 


El Niño Jesús

en saber creció,

en edad y en gracia

ante hombres y Dios.


Sugerentes cuadros

vio de espectador,

viña, horno y molino,

que luego evocó.


Bajo la tutela

santa de los dos,

treinta años estuvo

eclipsado el Sol.


  


9.B.D.- FIGURAS DEL NACIMIENTO


 

Gregorio Rodríguez Fernández

"Devocionario Poético Polpular" - Astorga 2006 

 

“…y encontraron a María, a José y al Niño acostado en un  pesebre” (Lc 2,16)

 

María

         

José

Esta es la Virgen María,

con su pequeño doncel,

la Madre ilesa de aquel

Niño-Sol de profecía.

Al nacer, no le rompía

la vidriera delicada.

Si Ella es la luna callada

en el nocturno revuelo,

la noche es de terciopelo

a causa de su mirada. 

 

Mirad aquí a San José,

junto al Niño que dormita,

de pie, callado, medita,

tronco viviente de fe.

Es carpintero y le ve

en un pesebre normal,

yaciendo al frío invernal

su cuerpo, casi desnudo.

Quería hacerle, y no pudo,

una cuna de nogal. 

 

 

 

El Niño

 

¿Qué decir que no sepamos

de esta sorpresa celeste?

El protagonista es Éste,

los demás acompañamos.

Por Él florecen los ramos,

la nieve, los ruiseñores,

y ojalá con los candores

de esta Navidad volviera

a verse en marcha una hilera

de alas, reyes y pastores. 

Este Niño, como brisa

casi apenas perceptible,

trae un tiempo bonancible

con su llegada sumisa.

Sin hablar, ya nos avisa

de su sublime locura.

Conoce la desventura

desde el momento en que nace:

mientras sobre pajas yace

la propia cruz inaugura. 

Este Niño, grande y chico,

nos produce admiración,

pobre, no tiene un vellón

y es inmensamente rico.

Nos invita al villancico

y a poder manifestar

en reunión familiar

el gran gozo navideño.

Este Niño tan risueño

quiere enseñarnos a amar. 

 

 

El Pesebre

         

La mula y el buey

Aquí el pesebre ya siente,

aunque rústico y sin brío

el místico poderío

de ser de Dios recipiente.

No es una cuna caliente

donde el Niño se reclina.

La madera campesina

en el establo le acoge

y no teme que se enoje

la débil forma divina.

 

Las posadas habituales

hablan de servicio lleno,

y el Niño está sobre el heno,

envuelto en pobres pañales.

Dos curtidos animales,

porque no tiene mantillas,

tumbados a sus orillas,

le dan calor, mula y buey.

No saben que es Dios y Rey

para hincarse de rodillas.

 

 

Los pastores 

         

Los Reyes Magos 

Un ángel baja a su vera

mientras dormían al raso,

y su voz es, sin ocaso,

del Salvador mensajera.

A Belén, a la carrera,

los pastores han salido,

abandonando el silbido

y las sonoras esquilas.

Con el alma en sus pupilas

vieron al Niño nacido.

 

 

Los Magos, por la señal

de una estrella aparecida,

siguen la ruta emprendida

en caravana real.

Desde el país oriental

ven lontananzas heladas.

Cruzan montañas nevadas

y a Jerusalén llegaron,

donde a Dios-Niño adoraron

con almas arrodilladas.

 


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