A.1.1.- Don Esteban Carro Celada - Poemas
Meditación de "Fuenteencalada"
Los Chopos.
Chopo, lira de Castilla,
chorro de tierra y de brisa
que apuntalas nubes bajas,
simiente y dolor de trilla,
eres polvo sobre el friso
de la tarde seca y viva,
estampa que entierro sola
en mi memoria de arcilla.
Duermes al venir la nieve
y te haces su blanca espiga.
Mira el viento de las torres,
mira, si empuja hacia arriba
el sueño del monte, sueño
el sueño que se amarilla.
Chopo, esta tarde de otoño,
campanario que no olvida,
antena de mis recuerdos,
casi que llora esta risa,
si ni apenas yo me he muerto,
si casi mi muerte es vida.
Chopo de mi adolescencia,
chopo de mi joven prisa,
de tu temblor es mi carne
y de tu altura mi lira.
Si yo no hubiera nacido,
tú lo mismo seguirías…
Pero, si fuera yo ángel,
de ti no me olvidaría,
que lo que una vez se sufre
es nuestro cual la pupila.
Nacido para morir
como un hombre sin sonrisa,
chopo que ya no conozco,
Dios, después de tanta vida,
tú sabes lo que no sé,
vives tu sepulcro, a vista
de la sombra y la nostalgia.
Yo, el ciego del alma niña
con la vida hecha de sueños
¿dónde amaneceré un día?
Luis Fonseca Rebaque (1). 1.951
El racimo
Con jugo de corazón
regaría yo el racimo
y le pondría un almendro
porque fuera mejor vino.
Racimo de Eucaristía,
embriaguez en que derrito
mi grito de Dios, palabra,
sangre que le clava vivo
al cáliz, cruz en capullo,
llaga del costado herido,
racimo que yo estrujé,
racimo que se hizo libro,
abecedario de amor
en vida de desvarío;
quisiera azucenas para
lavar mis manos; y trigo
llorando bajo un racimo.
El Pensamiento Astorgano - Martes, 27 de Enero de 1953
(1) - L. Fonseca Rebaque era un seudónimo que usó en sus primeras publicaciones en la prensa local