B.F.N.- TRAVESÍA DEL 59
Compañeros del cincuenta y nueve,
¿quién dijo que la vida es breve?
Hemos recorrido un largo camino
para cumplimentar nuestro destino.
Un manojo de niños inocentes,
de hogares diversos, coincidentes
en aquel Crucero, desconcertados
por los lazos familiares cortados,
emprenden el descenso al Seminario
cual penitentes hacia el Calvario.
Pareciese la prisión de Alcatraz;
a cada paso, rocas y un capataz.
Poco a poco descubrieron su misión:
aprender cada día su lección.
Compartiendo juegos y remembranzas,
fuimos superando desesperanzas.
Estábamos listos para el viaje,
sólo precisábamos el equipaje.
Pronto un equipo de profesores
comenzó a planificar labores,
y, sin descanso ni contemplaciones,
fueron moldeando nuestras proyecciones.
Con disciplina y rigor profesional
inculcaron en sus aprendices
valores y principios con raíces
en el humanismo y ética moral.
Con este equipamiento pertrechados,
asumieron retos arriesgados,
dejando huella de su preparación
en el desempeño de su profesión.
Aquellos años de dura formación
fueron la base de nuestra proyección
y el motor que movió voluntades
ante el riesgo y las dificultades.
Sirvan estos renglones de homenaje
a aquellos orfebres espartanos
que, imbuidos de valores humanos,
supieron enriquecer mi equipaje.
Henos aquí, en el sofá sentados,
rememorando tiempos pasados,
los mejores proyectos culminados
y, tal vez, algunos, pocos, frustrados.
¡Cuántas anécdotas y aventuras
guarecen bajo el velo de estos versos!
La prudencia y motivos diversos
aconsejan contar con mesuras.
Mas todo ello no impide constatar
que hemos conseguido sobrevivir,
aportando a la familia bienestar
y a la sociedad, el honor de servir.
Con este cúmulo de experiencias
hemos coronado nuestras cabezas,
que lucen, orgullosas, alopecias
o grisáceas canas, flor de rarezas.
Ahora que llegamos a abuelos,
nos toca cobijar a los polluelos
para culminar con broche de oro
la travesía, como un comodoro.
P.D.
Bienvenidos a bordo.
Felices Navidades!
Y, si no tocó el Gordo,
gocemos de amistades!
VR.